Eficiencia energética significa ahorro de energía. Ser eficiente energéticamente es reducir el consumo de energía. Una energía que cada vez es más cara en términos ambientales, puesto que actualmente el consumo energético está basado en combustibles fósiles que aumentan la cantidad de CO2 de la atmósfera…
Consumo responsable de energía, protocolo de Kioto
Desde la firma del protocolo de Kioto, los países que se hicieron responsables y lo firmaron, se comprometieron a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. El CO2 es un gas de efecto invernadero, que viene aumentando progresivamente desde la revolución industrial y puede provocar un cambio climático en todo el mundo con graves consecuencias para el planeta. Pero no todos los países contaminan igual, así como tampoco se puede impedir el desarrollo de los países que están menos desarrollados, desarrollo que siempre implica contaminar más. Motivo por el cual surgió el mercado de emisiones, es decir, los países que deben reducir sus emisiones de CO2, compran a los países que todavía tienen margen para ajustarse a la cuota. Estos serían los llamados “derechos de emisión”. Al ser un contrato a escala planetaria, lo importante es la reducción en el cómputo global.
Regulación energética
Aunque Europa en su conjunto cumple la reducción de emisiones firmada, España es uno de los países que tienen que comprar derechos de emisión. Un amplio campo para reducir la factura energética del país, sería el mercado de la vivienda. El sector residencial en España significa el 17% del consumo final total y el 25% de la demanda de energía eléctrica según datos del IDAE, con lo que se dispone de un gran margen de actuación. Para evitar este gasto excesivo que, nos podremos permitir como individuos, pero no nos podemos permitir como país, la administración ha ido endureciendo la normativa sobre eficiencia energética. Actualmente el código técnico de la edificación CTE regula en el documento básico ahorro de energía DB-HE, tanto el aislamiento térmico, como las instalaciones de calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria, que debe tener toda nueva construcción.
Hacia la autosuficiencia energética
El reto para los próximos años será el conseguir edificios de consumo de energía casi nulo. Esta normativa será de obligado cumplimiento para los edificios construidos a partir del 31 de diciembre de 2020. Con ésta regulación queda abierto el camino para tener viviendas energéticamente autosuficientes.
Como se mide la eficiencia energética de un edificio
El certificado de eficiencia energética de edificios, ha sido otra medida de la administración, en este caso la europea, por concienciar en el consumo responsable de energía en los edificios. Según la Directiva 2002/91/CE del parlamento europeo, traspuesto en España con el Real Decreto 235/2013, desde el 1 de junio de 2013, es exigible para los nuevos contratos de arrendamiento o compraventa que se celebren, un Certificado de Eficiencia Energética de edificios existentes.
¿Para que sirve el certificado energético?
La certificación energética de edificios ofrece al consumidor, exactamente igual que un electrodoméstico, una referencia en cuanto al consumo de energía que requerirá el inmueble en calefacción y refrigeración, para conservar unos parámetros óptimos de acondicionamiento ambiental, según unas condiciones normales de utilización. Disponer de un certificado energético realizado con la suficiente calidad es importante, no sólo por saber dónde se puede mejorar el consumo energético de una vivienda, sino porque además ahora, Hacienda permitirá a los ayuntamientos reducir el IBI hasta un 20% a los inmuebles con mejor calificación energética. Por el principio de “quien contamina, paga” recogida en la ley de responsabilidad medioambiental, la eficiencia energética, además de ser una obligación, es un ahorro.
Buscar casas eficientes
Una casa eficiente que consuma poco, es más cara que una que no lo es. Por este motivo es difícil encontrar casas eficientes en el mercado inmobiliario. La eficiencia energética encarece el producto inmobiliario, y para un promotor, el objetivo es sacar el máximo beneficio en la venta de un inmueble, sin importar los consumos en que se pueda incurrir a lo largo de los años de utilización del mismo. Para tener una casa eficiente, lo mejor es diseñarla y construirla con ese fin.
Ahorro energético de una casa
Antes de consumir energía lo primero es estudiar dónde se puede reducir ese consumo para hacerlo responsable. Aparte de la electricidad que gastamos en iluminar nuestra vivienda, y la demanda de agua caliente para usos sanitarios, el mayor gasto energético en una casa es en climatización, calefacción para el invierno y refrigeración para el verano, salvo que nos encontremos en un lugar con un clima muy benigno. Para adquirir el requerido confort térmico, la demanda de energía depende de las condiciones climáticas de la zona, la orientación de la vivienda, el tipo de construcción y aislamiento.
La envolvente térmica
Igual que sucede en nuestro cuerpo con la piel, lo que aísla a una vivienda del exterior, es la envolvente térmica. Es el conjunto de elementos constructivos que se encuentran en contacto con el terreno o con el aire exterior, e igual que nos abrigamos para no pasar frío, los componentes de la envolvente térmica de un edificio, deben aislar convenientemente de las condiciones climáticas exteriores. Estos componentes pueden ser opacos, como los muros de fachada, forjados y cubiertas en todos sus tipos, o pueden ser transparentes, como las ventanas que suelen ser el punto flaco de las pérdidas energéticas.
Ganancias solares
A través de la envolvente térmica no sólo tenemos pérdidas de energía sino también podemos ganar energía recogiéndola de forma gratuita del sol a través de los huecos acristalados, mediante los denominados sistemas pasivos, como se predica en la arquitectura bioclimática. Es muy importante, al utilizar sistemas pasivos, que la vivienda tenga una buena inercia térmica, por ejemplo unos gruesos muros de piedra, o disponer de acumuladores de cambio de fase, que ayudarán a almacenar el calor ganado por el sol a lo largo del día, y lo irán cediendo en la noche, cuando baje la temperatura de la vivienda.
Cómo se miden las pérdidas de energía de una vivienda
La forma de medir las pérdidas de energía que se producen a través de los elementos constructivos que forman parte de los cerramientos exteriores, es por el coeficiente de transmisión térmica. Todos los materiales tienen una transmitancia térmica, o capacidad de ceder calor por unidad de superficie a lo largo del tiempo. Este valor es menor cuanto más aislante sea el material, y también depende del espesor que tenga. La suma de los elementos que componen los distintos cerramientos de una vivienda, con sus espesores y sus coeficientes de transmisión de calor, es la que determina las pérdidas totales de la edificación.
Limitación de la demanda energética
El ahorro de energía en la climatización de una vivienda, se basa en limitar las pérdidas de calefacción a través de los cerramientos en los meses fríos, en limitar las ganancias solares a través de los acristalamientos en los meses cálidos y en conservar el calor o el frío dentro de la envolvente térmica mediante acumuladores de inercia como pueden ser muros y tabiques. En esto se basa la limitación de la demanda energética que están imponiendo las administraciones para luchar contra el cambio climático.
Consumo energético responsable de una vivienda
Una vez reducidas las necesidades energéticas al máximo, para llegar al deseado confort térmico en el interior de la vivienda, se hace necesario el consumo de energía, en este caso responsable, por ser mucho más reducido que antes de aplicar las medidas. En las instalaciones de una casa, es fundamental el combustible utilizado para calentar, porque no todos los combustibles tienen el mismo rendimiento. Además de las calderas individuales a gas o gasóleo, que todos conocemos, disponemos de calderas de biomasa, que funcionan con Biocombustibles y que contribuyen a un consumo responsable de combustible.
Los biocombustibles ¿son responsables con el medio ambiente?
Puede parece una contradicción que para disminuir el CO2 de la atmósfera utilicemos combustibles que liberan CO2. La clave está en la diferencia entre un combustible fósil y un biocombustible. Un combustible fósil, como el gas natural o el gasóleo, libera a la atmósfera un CO2 que ha sido retenido hace millones de años, en cambio un biocombustible libera a la atmósfera un CO2 que ha retenido unos años antes en el proceso de crecimiento de la planta, por lo que se considera como de cero emisiones, es decir, lo comido por lo servido. Por otra parte la biomasa: leña, astillas, cáscara de piñón, triturado de piña, hueso de aceituna, pellets, etc…, son residuos de otras industrias, generalmente locales, que de esta forma se poner en valor.
Instalaciones eficientes
Entre las instalaciones mejor consideradas por la certificación energética disponemos de los sistemas de calefacción de baja temperatura. Se basan en calentar con elementos de superficies mucho mayores que los radiadores convencionales, como puede ser un suelo radiante o un zócalo radiante. Estos sistemas tienen un mejor rendimiento, al ser la temperatura del caloportador mucho menor, por lo que las pérdidas son menores, además pueden incorporar instalaciones de paneles solares como generadores de calor.
Todas estas técnicas constructivas e instalaciones no son comunes en el mercado inmobiliario actual. Para tener un ahorro a largo plazo en consumos energéticos, es necesario realizar una inversión de partida, y tenerlas en cuenta desde el inicio en el proyecto de una casa, de forma que queden integradas en la arquitectura. Esta puede ser una razón importante para decidirte a construir tu propia vivienda, es decir, hacerte autopromotor.
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